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PADRES CON FIEBREFOBIA

Tos, fiebre, mocos.... tres síntomas que durante los meses de invierno en la mayoría de los casos, los padecemos al menos una vez. Los padres caemos más desde que lo somos, pues los virus infantiles son mucho más fuertes y lo que es peor, se propagan de una manera mucho más rápida. Las elementales medidas de higiene para evitar el contagio, con ellos son más complicadas de llevar a cabo y una vez que cae uno, el resto de la familia va detrás. Evitar que los hermanos se besen y no compartan juguetes es una utopía.

Yo tengo la suerte de tener dos peques bastante fuertes y no suelen ponerse enfermos. Cruzo hasta los dedos de los pies porque además nunca hemos tenido nada más grave que una faringitis. También es cierto que creo firmemente en la prevención: los remedios naturales para aumentar las propias defensas del organismo y la verdad es que hasta las fecha nos ha funcionado.

Esta semana he leído un interesante artículo que hablaba de la Fiebrefobia y como bien explica, realmente, "no es un trastorno mental; Es, sencillamente, un estado de ánimo que embarga a muchos padres y les lleva a experimentar una angustia injustificada por el estado de salud de sus hijos"

Soy madre y se perfectamente que si algo nos atormenta es que nuestros hijos estén sanos, pero desde que lo soy también he observado que de preocuparte a obsesionarte hay un paso en muchos casos. Si un padre es hipocondríaco y solo se queda la cosa en que se angustia demasiado ante cualquier cambio en el niño, tampoco pasa nada pero esos padres suelen ser los que acuden a urgencias en cuanto su hijo tose dos veces seguidas o su temperatura ronda los 38 grados. Consecuencias: colapsan las urgencias con simples catarros y automedican a los niños a la primera de cambio.



No pretendo criticar a nadie, cada uno hace con su hijo lo que cree conveniente, pero si me he atrevido a escribir sobre ello, es porque muchas veces no sabemos que esa actitud puede tener consecuencias. Como explica el artículo, la fiebre es un mecanismo de defensa del propio cuerpo, eso no significa que cuando se acerca a los 38 haya que darle enseguida un antitérmico. Como me explicó hace tiempo el pediatra de mis hijos, los niños comienzan a tener fiebre a partir de 38, 37'7 NO es fiebre, ni siquiera febrícula. Esto me lo dijo una vez que llegué con la niña y le comenté que había tenido mucha fiebre... cuánta? 38'5 contesté... eso no es mucha fiebre en un niño.

Hablo con muchas madres, y he escuchado experiencias de todo tipo. Las que prefieren como en mi caso, que el pediatra no se apresure a  dar medicamentos por el famoso "por si acaso" y las que prefieren que a la mínima les manden todo el arsenal para evitar el "por si acaso empeora".

Yo siempre intento que el niño luche contra esos mocos o esa tos en los primeras fases, y opto por la famosa cebolla al lado de la cama, un poco de miel en el cola cao, vahos y mucho suero. Está claro que si hay que medicar se medica, pero todo a su debido tiempo, creo que dejar al niño que potencie sus defensas hace que las fortalezca y se ponga menos malo (por lo menos en mi caso). Por otra parte soy fan de la homeopatía, a mis hijos les ha ido siempre genial, eso si, para obtener resultados con los remedios naturales como la homeopatía o la kinesiología requieren de constancia, tiempo y paciencia.

Lo he comprobado por mi misma con casos cercanos y me lo han corroborado varios pediatras y enfermeras. Pretendemos que al niño se le quite la tos inmediatamente y los remedios naturales son lentos y actúan de manera progresiva. He leído varios artículos donde tratan sobre el uso indiscriminado que se hace en nuestro país del famoso broncodilatador ventolín y muchos pediatras se justifican alegando por un lado la presión parental: quieren quitar la tos de manera rápida y con el ventolín se consigue, y por otro, su seguridad como médico y evitar que la cosa vaya a más. Una pediatra me explicó que tiene una gran cantidad de efectos secundarios, el más importante, es que administrado sin ser necesario puede provocar asma. Es un medicamento para tratar temas relacionados con los bronquios, pero no debe darse para tratar un cuadro de tos, como ella me dijo, es como matar una mosca a cañonazos. Abusar de los medicamentos cuando no son necesarios, pueden solucionar un problema a corto plazo pero puede provocar otros más graves con el tiempo.

El tema es controvertido cada uno tendrá su opinión según su experiencia. Creo que es importante elegir un pediatra en el que confiemos y saber valorar en cada circunstancia, pero nunca olvidarnos de lo más importante que es nuestra intuición como madres. Si alguien conoce mejor que nadie a nuestros hijos somos nosotras y el estado de ánimo del niño muchas veces es el síntoma más fiable.

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5 comentarios:

  1. Elena Carrillo11 feb 2011, 8:34:00

    Marta estoy casi de acuerdo contigo..., me explico, las urgencias pediátricas están colpasadas, pero no solo porque los padres acudan a la mínima, el principal problema es que en España faltan pediatras. Cuando yo tengo que ir al médico, voy sin mas, sin pedir hora voy y me atienden, y además tengo una amplia oferta de médicos de cabecera en mi seguro médico, vamos que me pongo mala y ya estoy alli. Com mis hijas no puedo hacer eso, ellas se ponen malas y tengo que pedir cita a su pediatra, uno de los pococ que pasa consulta diaria en mi pueblo (sino el único) y rara, rara vez me da hora para el mismo día. Asi que si esto me ocurre en viernes, por ejmplo, al final he de acabar en urgencias aunque yo misma sepa que no es urgente, pero es que no hay nadie de no urgencias que atienda a mis hijas.
    Además con los peques muchas veces uno se cura en salud, como no se explican, ni dicen dodnde le duele, etc, prefieres que un médico lo valore. En cuatro años que tiene mi hija mayor ya tengo experiencia para valorar si debo llevarla al médico o no, si esperar mas o no. Para diferenciar un cuadro vírico (en cuyo caso ya se lo que toca) de una posible infección bacteriana. Como estas últimas no tengo yo los medios para detectarlas, salvo las placas en la garganta que se ven sin más, muchas veces hemos de llevarlas al médico para descartarlas, o confirmarlas en cuyo caso se necesita la medicación correspondiente.
    En fin, que rollo, y yo no soy de las que a la mínima va al médico con las niñas, pero ya tengo a mi madre insistiendo para que las lleve al más mínimo síntoma. Que agobio. Yo pienso que las presiones familiares también pueden ser otra causa del colpaso de las urgencias....

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  2. Elena gracias por tu aportación, estoy totalmente de acuerdo contigo, uno de los grandes problemas que tenemos es la falta de pediatras, y cuando llamas te dan cita en el mejor de los casos, para dos días después y eso provoca efectivamente que te vayas a urgencias, ese problema está ahí y daría para otro debate. Yo tengo la suerte de que en mi centro de salud aunque no haya cita disponible les ven de urgencia, el otro día salimos a las 10 de la noche, siempre te cogen. Pero yo me refiero al ir a urgencias "por si acaso" el otro día contemplé como una mamá estaba en urgencias con su hija, un martes, porque se había levantado de la siesta con 37'2 y en ese momento estaba con 37'5. Contó que le pone el termómetro todos los días.... a eso me refiero.

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  3. Estoy de acuerdo contigo, Marta. No hay que obsesionarse ni sobremedicar a los niños. Sin embargo hay casos que lo pueden justificar. Mi hija mayor tiene convulsiones febriles, ya le ha ocurrido dos veces y el pediatra me dijo que con ella no puedo esperar a que la fiebre le suba a 38.5 para darle el antitérmico. Si espero, casi seguro que acaba en convulsión y eso es mucho peor. De los cuatro veces que ha tenido fiebre alta, dos han acabado en convulsiones. Así que le doy el Apiretal o el Dalsy ya con 37,5. Si tiene más de 38, la baño con agua fresca y le pongo trapos húmedos en la frente. Y le mido la fiebre cada diez minutos para ver si baja o no. Reconozco que antes de la primera convulsión, no se me habría ocurrido ni darle el Apiretal con la fiebre tan baja, pero ahora no lo pienso ni mediosegundo. Mi hijo menor no ha tenido convulsiones (de momento), pero por tener la hermana con convulsiones puede ser más propenso a padecerlas, con lo cual con él también aplico la misma fórmula, en cuanto la fiebre sube a 37,5-38, le toca el Apretal para prevenir.
    Mi pediatra es de los que prefiere no medicar a los niños. Y siempre he estado de acuerdo con él. Hasta este invierno. Mi hijo menor empezó con tos. Estaba con tos durante dos semanas sin tomar nada más que un jarabe homeopático para calmar la tos, bebiendo mucha agua, durmiendo rodeado de cebollas y con colchón inclinado, y haciendo lavados nasales con suero. Al final, acabó con bronquitis de caballo, que requirió no solo el famoso ventolin, sino la cortisona y el antibiótico. Y no se los recetó su pediatra, sino la de urgencias a la que fuimos porque el niño estaba muy mal y muy decaído. Y me pregunto, ¿debíamos haber esperado tanto? La segunda vez su bronquitis estaba a punto de transformarse en la neumonía y SU pediatra le recetó un antibiótico para prevenir la complicación. Conclusión: mi hijo de apenas un año ha tomado más antibiótico, más cortisona y más ventolin que su hermana con casi cuatro. Todo eso en menos de tres meses! ¿Será obsesión nuestra, o es más débil de defensas, o simplemente ha tenido la mala suerte de pillar todos los virus posibles este invierno? En fin, cada caso es un mundo y lo que vale para algunos niños y padres puede no valer para otros.

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  4. En lo de ir a urgencias "por si acaso" estoy de acuerdo y me parece tremendo. Por ejemplo el domingo fuimos a urgencias con Sergio por que de repente se le puso toda la oreja negra y cada vez mas y mas extendido y como justo antes de eso vimos una araña (feota) justo a 20 pensamos que le habría picado y que le habría producido alguna alergia o que fuera venenosa. Por miedo nos vamos pitando a urgencias, super preocupados por que la oreja deba miedo, terror ver como se estaba poniendo.

    Bueno la cosa es que había muchos niños que se veían malistos de verdad y otros tantos que estaban corriendo, jugando, comiendo,.. y que habían ido por que tenían mucha tos (no tosían ni una vez) o por que dos noches antes tuvieron un poco de fiebre y por si acaso iban a que los vieran antes de empezar la semana.

    Yo super indignada pensando que yo iba con una posible picadura de araña con muy mala pinta (lo que veía como una urgencia real) y que por culpa de otros casos de niños NO enfermos estuviera saturado y hasta ocupaban con los juguetes la entrada, por lo que como decía la enfermera si llegaba un caso que tuviera que entrar corriendo le era imposible por los juguetes de los niños NO enfermos.

    A todo esto, la picadura resultó no ser tal, al parecer es un hematoma de un golpe, sin mas.

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  5. Gracias por vuestros comentarios chicas, enriquecen el blog.

    Irina, entiendo tu postura, y más con las las experiencias que tienes, efectivamente cada niño es un mundo y que un niño esté decaido aunque no haya fiebre es un síntoma inconfundible y en cuanto a las convulsiones es lógico que se de el antitérmico en cuanto roza los 38, yo tb lo haría, son casos excepcionales y que se tratan de diferente manera. Ojalá que el peque no tenga más episodios.

    Mariajo, me alegro que solo fuera un golpe. Es justo a esos padres a los que se refiere el artículo. Los del por si acaso les llevo a urgencias o por si acaso le voy medicando por mi cuenta.

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